Sabré pasar por la vida desprevenido,
sin voltear a verte,
sin pensar siquiera, que te he conocido.
Sabré recoger los pedazos de mi corazón herido,
sin bajar la vista,
sin posar mis rodillas en el suelo, desvalido.
Sabré caminar despacio mi camino,
en una sola dirección,
al compás que marca el pulso de mi latido.
Sabré recordar los momentos que hemos vivido,
sin rencores ni recelos,
sin dejar estelas de algún llanto contenido.
Sabré navegar mi barco en un mar desconocido,
hacia Nuevo Puerto,
donde rompan las olas, en mi dolor escondido.
Sabré conquistar la cima de otro corazón bandido,
que secuestre mi alma,
y que anide, como un ave en mi nido.
Sabré conquistar otros sueños, combativo,
y aparcar en ellos,
y entender que el pasado solo habita en el olvido.
Sabré pasar por la vida, desprevenido,
sin voltear atrás,
sin saber siquiera, que la vida ha transcurrido.