Yo quería ser esa chica de revista, de los comerciales.
De vientre plano y cintura delgada.
Quería ser esa chica sonriente, de cabello brillante y piel clara.
Aquella de busto perfecto y caderas anchas.
De trasero envidiable y piernas impolutas.
Quería ser esa chica que hacía a todos perder la cordura,
que irradiaba belleza con solo verla al caminar.
De ojos grandes, cejas pobladas, pómulos marcados y sin papada.
Cuando era aún más pequeña quería ser pelirroja, con pecas y ondulada.
Delgada.
Ahora, aunque sigo queriendo ser esa chica hermosa, comprendo que no podré nunca ser así de perfecta y entonces reformulo mis expectativas.
Ya no solo quiero ser esa chica hermosa,
ya no quiero dejar huella solo por mi apariencia.
Quiero ser alguien importante,
alguien que deje una huella gigante,
que la gente recuerde y que admiren.
Que respeten.
Como profesional y como ser humano.
Aún quiero ser bonita, pero no solo una cara bonita.