Tercera Edad
Encadenado a las agujas del reloj
estás menguando con el paso de los años
y esa energía tan briosa y necesaria
que manifiestas con sobrada algarabía
se desvanece lentamente en mil arrugas.
Y largas son todas las horas que subyugas
y son tan cortas las auroras que te quedan
y son tan pocas las jornadas que te aguardan
que ya no queda más remedio que vivir
¡Vivir en serio, con las ganas del osado.!
Vivir dejando la pereza en el pasado,
con la certeza de gozar cada momento
con el asombro del que todo lo atesora
con la sonrisa del que logra su objetivo
con la humildad del que, por fin, algo ha aprendido.
¡Vivir el sueño que guardabamos dormido!