Entre las cuatro paredes de la soledad
me encuentro atrapada, pensando en ti.
Evoco los momentos entre tus brazos
y mi cuerpo reacciona ante tales recuerdos.
La temperatura empieza a subir
y los latidos de mi corazón se aceleran.
¡Cuánto daría por repetir nuestros encuentros!...
¡Cómo quisiera que aquí estuvieras!
Mi mente se aprovecha de mí,
juega conmigo y con mis ansias...
Te imagino conmigo, a mi lado,
hasta llegar a percibir tu olor.
De pronto te vuelves mis manos;
me acaricias suavemente,
terminas de encenderme,
me vuelves loca en un instante.
Me posees con fuerza, sin miramientos,
me estremezco hasta el delirio;
me envuelve una vorágine electrificante,
de mi garganta escapa un grito ahogado.
Mis ansias se han calmado,
por fin han llegado las ganas de dormir.
Te has ido ya, vuelvo a estar sola...
Mis manos, húmedas, reposan.
Anna Gutiérrez.