Le pesaban.........si, como le pesaban,
las piernas, los brazos, la cabeza;
sobre una cruz de madera
masculló su penitencia.
El conocía de aquello
lo aceptó sin reticencia,
¡que humanidad tan vacía!
¡que humanidad tan abyecta!
ha querido redimirnos
y matamos al profeta.
Entre sus manos se atisba
el signo de su tragedia,
y corren hilos de sangre
que preñaron a la tierra,
para darnos esperanza
sacrificio del asceta.
Una lágrima escapaba y no pudo contenerla
su dolor y su calvario
perdonaron esa afrenta.
vigilado por las hienas
bajo los fuegos ustorios que martirizan, que cegan
ha muerto crucificado
el salvador, el profeta.
1.991