Dos partes que se integran en un todo,
brasas que ruedan por el árido desierto
iluminando la oscuridad del silencio
como un eterno solsticio de verano.
Camaleónicos seres pintando de colores
el gris oscuro que sombrea el atardecer,
buscando la verdad que se esconde bajo
la profundidad de sus ojos, acariciándose.
Reinan en la vaguedad del universo y a pesar
de ser tan minúsculos… se expanden
en una explosión sinigual de amor etéreo.
sellan sus labios en un encarnado pacto.
Entre vino y canciones se les va la vida,
memorables bohemias que atrapan
el tiempo en imborrables recuerdos,
que se atesoran en el corazón enclaustrado.