¡!Tan cristalina y tan pura
fue de amor mi gran ventura!
Su caricia mañanera
fue la brisa placentera
que perfumó mi quimera
con magnífica ternura.
¡Tan cristalina y tan pura
fue de amor mi gran ventura!
Con perturbador exceso
era un elixir su beso
que juguetón y travieso
me llenaba de dulzura.
¡Tan cristalina y tan pura
fue de amor mi gran ventura!
En su lecho disfrutaba
miel virginal que manaba
y que sensual me brindaba
con su espléndida figura.
¡Tan cristalina y tan pura
fue de amor mi gran ventura!
Por eso guardo en memoria
aquellos días de gloria
que forjaron bella historia
de mis días de locura.
¡Tan cristalina y tan pura
fue de amor mi gran ventura!
Autor: Aníbal Rodríguez.