Entre cálidas ternuras, mis latidos
retumban como perdidos; su hermosura,
la canción de los sentidos, entonada
por dos cantores heridos; reencontrados
tras un tiempo de tropiezos bienvenidos
pues hasta ti me han traído. O a la inversa,
tu camino recorrido entre amarguras
hacia mí te ha conducido, concluyendo
en dos cuerpos seducidos, y dos almas
navegando hacia un sino ineludible:
bebernos juntos el vino, compartiendo
un voto que es juramento: pues os digo
que no amar eternamente ese momento...
... es imposible.