Amorcito:
Es agradable pensar en nosotros. Y al hacerlo descubri que casi siempre, en otros inicios, se puede sentir algún sentimiento distinto de la amistad y en el navegar por el rio de los afectos, una tiene la esperanza de descubrir que floreció el amor. Luego, cuando los días empiezan a pasar y descubres que el ser humano involucrado no despierta lo esencial en ti, que olvida cosas que los vinculan y que puede hasta ser olvidado, comprendes que que el árbol sembrado ni siquiera germinó. Algo falló y tú espíritu no recibió los rocíos que no emanaron de su despertar, y peor, solo entregaron el cuerpo para satisfacer el apetito que el ansia sexual aviva y pasa pronto, quizás más de lo que a veces pensamos.
Pero ese no fue nuestro caso. Nosotros empezamos al revés de lo que ocurre tan a menudo. Entre tu y yo primero se alimentó el espíritu, jugamos a ser niños traviesos que se daban lo mejor de sus, aún residuales, inocencias.
Después empezamos a sentir una necesidad fortísima de entregar nuestros cuerpos y eso fue algo que nos devoró. Y una sensación se complementó con otra y permitió que nuestro sexo fuera desbordado, dulce, gentil y sin vergüenzas ni laberintos de escape.
A veces los hombres piensan que a las mujeres nos es fácil realizar nuestros sueños y no es así, ya sea por la sensibilidad, las huellas o las falsas vestiduras de honra que nos llevan por caminos de alguna fe, nos hacemos muy transparentes y frágiles. Una corre sus cortinas y le es muy fácil a quien está afuera, atento, penetrar, lastimar y salir.
Contigo todo es distinto, por eso, cuando ayer me preguntaste si aún me sentía sola, solo sonreí, porque la soledad no tiene espacio en nuestro abrazo, dónde solo hay lugar para nuestros latidos. Y no me importa si mis palabras ya las escuchaste antes o son demasiado usadas, porque llevan tal corriente desde mi, que con solo mirarme a los ojos sentirás que no necesitas mi voz para entender lo que tu pecho recibió.
Y hoy se que tu dulzura sobrevivirá a la cotidianidad, al embate y a las crudezas de los \"amanezco\" y \"anochezco\", porque tú eres mi ángel de las malas y las buenas y yo soy el viento debajo de tus alas.
Te quiere
Tú M.