Precisamente aquí
me tienes,
cuando quieres…
Que en la cama
me tienes,
y en el día me hieres.
Pues se acumulan las mieles
del sabor
de tu boca…
Como malta
sabrosa,
y al amanecer…
Me tratas como poesía
en prosa,
un cuento a transcurrir.
En el viento;
-¡Maldición como te deseo!-
Y precisamente aquí me dejas.
Cuan abandonado en el viaje,
cuan ave sin alas,
cuan rebelde sin causa.
Postrado en mí cama…
Tras abandonar el día,
espero la noche con ansia.
Pues así es como me tienes,
enredado en tu amor…
en tú carácter y pasión.
¡Oh que dolor!
Tener que esperar la noche para amarte.