Cuando estoy en soledad,
entre violentas tinieblas,
te busco por las veredas
que solíamos pisar;
trato de olvidar la sal,
lo amargo de tus quejas,
y despierto las quimeras
de abrazarte más y más;
cuando me dabas tu amor,
sin duda, tú eras feliz
tus mejillas de arrebol
las pintaba el frenesí;
te besaba con pasión:
tu entrega me hizo vivir...