En este loco mundo lleno de ruidos
que invaden, que aturden, que ensordecen;
donde la maquina contamina la sonoridad,
y las palabras sin sentido confunden todo.
Gritos con el sólo fin de afirmas la sinrazón,
discusiones estériles que agigantan egos,
risotadas ridículas que burlan las validas esencias.
incluyendo el de ulular de sirenas alarmantes.
Cotidianidad que impide oír, el canto de los pájaros,
las mariposas en vuelo, el viento entre las hojas,
la melodía del suave danzar de las tranquilas aguas,
el cantar de la lluvia sobre los trigos,
la risa chispeante de los nuestros propios niños,
el vibrar del ser provocado por el beso apasionado,
el canturrear del roce alocado de dos cuerpos enamorados.
Pero nada aturde más que el sonido del silencio,
sonido oculto donde todo se suspende y
quedando aislados en el triste cuarto de silencio del mundo...
sin escuchar ni el fluir de la sangre por el cuerpo,
ni tampoco el sonido del pensamiento.
Inmersos en alucinaciones oscuras y tétricas,
perdiendo el equilibro, la capacidad de caminar
y con la imposibilidad de escapar de allí...
experiencia cruel de miedo y horror.
Las musas, locas pasiones desenfrenadas se aquietan
cuando la poesía calla y el silencio invade al poeta,
las palabras se esconden, las rimas huyen y la métrica escapa
y el amor acorralado esperar la caricia de una palabra.
A.B.A. 2016 ©
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires - Argentina