Que lujo de
Anfitrión un
Señor tan distinguido
Nos mostró su casa
Y su jardín
El hogar estaba encendido
Y el chisporroteo de la leña
Levantaba un poco de humo
Hasta su capa de mago
Que solía ser por las noches
Las calles se aterciopelaban
En cuentos y juegos de
Magia, se aglomeraban
alrededor de él
El tenía una voz seductora y
Su espacio se multiplicaba
En ojos expectantes y asombrados
Con su magia y que al mover su
Capa desaparecía y reaparecia
En otro lugar de la calle
Su público seguidor alentaba
En aplausos y admiración.
Así como esa noche solo
Fue un excelente anfitrión.