Sobre tierras estériles,
mi canción de anochecida.
Rigurosa y elemental, mi
canción es de despedida,
caminando siempre despierta
sobre círculos cernidos de arena.
Un halcón en el aire, una espada
pendiente, mi canción se colma
de bienes, para los que escucharla
quieran. Mi canción amanece pronto,
como una piedra erguida en mitad
del terreno, y solitaria, mira de frente
nidos de águila y torres de serpientes.
Mi canción, de sí misma, dueña,
duerme respirando dulcemente,
con aliento a tristeza, del camino
separado.
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