Nos asfixiamos, nos dejamos llevar
por lo vil y lo mundano;
por esa inquietud de
agarrarnos de la mano;
por el clamor de en nuestro
interior perdernos.
Claudicamos y pecamos;
nos arrancamos a mordidas
los pensamientos sensatos;
yo sudando, tu gozando;
liberando en concordancia
un concierto tan humano.
Nos ahogamos, nos tragamos
y paulatinamente los deseos desfogamos.
Eternas lunas-.