Siempre el dolor de la muerte
de tristeza impele el alma,
al mirar el cuerpo inerte
tanto perturba la calma,
por el hecho de perderte.
Pero es la ley de la vida
nacer, vivir y morir;
y el dolor de tu partida
la familia ha de sentir,
como una profunda herida.
La noticia inesperada
de tu muerte repentina,
después de vida bregada
con la mirada cansina,
por la salud desgastada.
Hoy caminas al vergel
para el eterno descanso;
y germinará el clavel,
sobre el eternal remanso
e inscrito el nombre: Joel