SIBONEY

** SU SOMBRA**

La noche era tan fría que invitaba a la melancolía

y a una taza de café al cobijo del silencio...

Paseaba bajo la penumbra que salpicaba de 

fragancias las esquinas de las viejas calles;

de nicotina, de alcohol y de besos perdidos, 

deseados, robados en los zaguanes, 

en los recodos, envueltos en la niebla clandestina

de aquella noche matizada de latidos 

                       -corrompidos-.

Caminaba y los pasos de sus pies seguían la

sombra de su cuerpo equidistante y carcomido

por la historia atroz de ese momento.

El frío congelaba los latidos de su descalzo 

                         -corazón-,

caminando hacia el umbral de su insólito 

                           -descanso-.

Sus tacones eran altos, una blusa con tirilla,

un pantalón amarillo y en sus manos unos 

cartones roídos le servían de camastro para su

perturbado descanso.

En la entrada de algún portal se paraba 

nuevamente para pasar otra noche,

para soportar otra cascada de llantos, lágrimas

                            -en sus dolores-.

Volvía el amanecer a romper su piel quebrada.

A abrir las cicatrices que ya estaban infectadas,

rancias, arrinconadas;

a recorrer las viejas calles, a desandar las aceras

de temblores, de fantasmas y fracasos...