Y desde el cielo que habitas
tu fuego enardece
pintas el éter de luz
y hasta los campos florecen.
Espigas hay en tus manos
y en tu aliento sin voz
que iluminas mi solsticio
generando luz y calor.
Envuélveme con tu manto
de regaliz el sabor
y regálame con tu soplo
esta esperanza de amor.
Aquí estoy con el sol quieto
compartiendo tu bendición.