Construyo para ti, un baluarte de níveas flores,
donde envuelta de arpegios y sutiles susurros, tu mano,
coloca al sereno sobre los prados, donosuras de matices,
y la blanca luz de luna baja desde el cosmos
a tu ventana, y los sonidos de una tonada de ángeles
activan la agitación de tu corazón, y un beso
se acurruca en tu mejilla con suma finura,
un verso de Neruda es la flor que adorna tu cabeza,
mientras percibes mi balada matinal y el sol te peina,
así, forjo el recinto ideal, digno de ti mi Reina.