Me llamarán simple
devoto de la ciencia ficción
o esclavo de ideologías
poco claras. Pero yo me quedo
en los noventa, admirando,
y si puedo, devanando los sesos,
con un poquito de estupor,
ante el supuesto mundo moderno.
No me gustan los extremos
y mucho menos los extremistas,
de cualquier nación. Me dan bastante
asco los que ven en cada problema
un justificante para actuar con o sin rigor.
Detesto los espacios cerrados
así como los estúpidos tumultos, que
encierran bastante frustración, junto a un poquito
de ron.
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