Al entrar e incrustarse en mí una astilla
tan profundo que perfora aun el hueso,
que pareciera que se aumenta el peso
al ser arrebatada mi costilla.
Siento desmoronarme como arcilla
mientras mi espíritu se vuelve yeso,
como si de medusa fuera el beso
me rompo como ligera vajilla.
Esparcida de la cima más alta
cae polvo y ceniza de un tazón
mientras se las pisa y se las asfalta;
Así vagabundo mi corazón
percibe que su sustento le falta,
y se agarra del viento y tu traición
Y bien sujeto al viento y tu traición
y percibiendo que algo, algo me falta,
suplico -devuélveme el corazón-
Con todas las huellas que se me asfalta
recobro alguna pizca en mi tazón
recogiendo autoestima más alta
Una gota como lavavajilla
se derrama mordiendo último beso
para rellenar poco a poco el yeso
moldeándome cual sólida arcilla.
Me armaré con una nueva costilla
para que mi ego vuelva a tener peso,
y para endurecerme como el hueso
quitaré recuerdo y tu infiel astilla.
Luis. Angel Castillo Aguirre
Los Derechos Reservados // 22-06.2020 //
Foto tomado de Red