El aroma carmesí que suspira el céfiro
de color inunda el terciopelo de tus labios,
entre los dorados reflejos de tu mirada
se esconde el dulce veneno de tus verdes dardos.
Mi mirada acaricia el perfume de tus pétalos
en el tierno nacer de la tenue alborada,
cuando se esconde el blanco rumor del silencio
en los rosados destellos de la luz del alba.
La sonrisa de una abeja besa tu corola
entre débiles zumbidos y suaves halagos,
mientras se oye el canto amarillo de la oropéndola
en el verde silencio de los erguidos álamos.
Tu ausencia el dolor de mi corazón habita
en el silencio de tu ingrávida morada,
sólo el dulce carmesí de tus rojos pétalos
aliviará la pena de mis amargas lágrimas.
En las alas del viento