Señora, cual la casada infiel
Del inmortal Federico
Olvidándose de su marido
Y sin sentir pena por él
Usted se entretuvo en mi lecho
Fue una noche cualquiera
Y sin más motivos
Que un simple halago
Quizás producto de su coquetería
Quizás producto de un par de tragos
En fin se juntaron las ganas
Con la falta de compromiso
Entregamos a la pasión
Cual animales en celo
Sin pensar en el amigo
Sin pensar en que aquello era obsceno
Me embriague con sus besos
Con la desnudez de su cuerpo
Con su verbo lleno de lujuria
Me consumió su fuego
No voy a contar más detalles
No por comedido...
Ni mucho menos por entendimiento
Es solo que la prudencia
Pide a gritos que me calle
Y no es que ahora importe la decencia
Pues al placer de lo prohibido
Importa poco si miento
Llena de caricias sucias y besos
La devolví a su nido
En el aire se respiraba
Traición por lo obsceno
De lo que habíamos hecho
Nos portamos como lo que somos
Un par de irresponsables
Locos, sin sentimientos
Jure guardar el secreto
Usted volver a compartir mi lecho
Y no quise enamorarme
Pues a pesar de tanto embeleso
Y que solo de pensarla
Turba mis sentidos
Esa innombrable señora
Es la mujer... de un amigo mío.