Y el fantasma solo quería la calma,
oír el canto, sentir el canto en transparente vida,
de trasmundo escardinata,
se abren sus pupilas vidriosas con nebulosos sentires transparentes,
siempre llega, se pasea entre la cerámica y el alma del poeta,
esa es la fantasía del fantasma que duerme adentro de la guitarra,
con gráciles almohadas de ensueños,
duerme contento en su nido pequeño,
ama el espacio entre los dedos y el corazón,
entre los labios y las cuerdas vocales,
encuentra su sueño en la música,
y después, duerme adentro de la guitarra del poeta,
él es el soñador, un sublime atento a la voz interior,
la escardinata de los recuerdos camina de cuerda en cuerda como la hormiga,
y escribo bajo el espectáculo de las campanas sonoras nocturnas,
a tu boca que acurruca un sueño, unas letras que describen tu canto tu universo y al huésped,
el fantasma que habita en tu cuarto.
Albert Hernández