Llega la noche callada, sin hacer el menor ruido,
me despierta la inquietud elevando mis quimeras.
La dulce mirada llama lo dormido
adiós lasitud, no existen barreras.
La caricia dada, provoca un latido
con ufana plenitud, que supera las fronteras.
Está por venir, un canto de euforia
la luz apagada se escucha un gemido
un sensual reír señal de victoria.
La vida está sosegada por este amor compartido,
su candor pudo blandir la blancura de su gloria.