Yo nunca llego tarde, pero hoy me he enredado en la lluvia; he bailado la danza de perseguir al paraguas invertido; he atravesado charcos sin cuento y cruzado avenidas como ríos desbordados; he intentado escalar el arco iris para alcanzar un reino que se dice existe más allá de las nubes bajo la luz de un sol eterno; he hablado con una rana que buscaba la estación de las libélulas y he seguido el camino del viento del norte hasta que al fin he llegado a la escalinata donde aguardabas con tu impermeable gris y tu ceño fruncido.
Pero no has podido evitar sonreír cuando te he entregado el relato del tiempo perdido. Y juntos hemos partido hacia nuestro secreto destino mientras el cielo despejado pintaba de risas las mil esquinas del atardecer.