Cuanta paz iba creciendo dentro de su corazón,
era una paz que en silencio golpeaba fuertemente
cada rincón de su espíritu.
Como una llamada de valentía y prudencia,
gotas de agua iban quebrando, humedeciendo,
deslizándose por las paredes agrietadas de su
alma reseca, sedienta de cobardía...
Cuanto silencio queriendo explotar,
fundirse con una pizca de alegría,
- de gallardía -.
Cuanta rabia contenida en sus venas,
- en su pecho -.
Cuanto lamento de ira que ha muerto,
se ha ido devorado por el viento.
Con las sombras del silencio caminaba cabizbajo.
Iba buscando ese punto, esa nota que le robase
- su miedo -
su mutismo vacilante y quebrara para siempre
esa angosta indecisión...
Caminaba por las sombras de su vida sin saberlo;
era extranjero en su cuerpo,
peregrino en el silencio.