Aldaril

Entrega

Cuando me entregaste la desnudez de tu poema

y entrelazabas tus piernas como una flor

que se deshoja en primavera

sentí por vez primera que algo valioso poseía.

Y te entregué mi cuerpo para que durmieras en él

como una noche sin márgenes ni paredes

como una dulce manta que te protegiera

del frío de la soledad donde escondernos

en ese beso que nos dimos para sellar un pacto

que fue de sangre y para siempre.

¡Cuanto bebí yo de aquellos labios

que me ofrecían la vida a borbotones

mientras anudaba tus manos con las mías

para atrapar con fuerza la escritura de tu piel

en esa desnudez que me entregaste con tu alma

para que yo sintiera sin temor cómo se mira desde el cielo!