Eterna noche de San Juan
presiento tu magia y tu misterio.
Venero mi única verdad
la que enciende mi compostura
ardiendo en mi pensamiento
momentos inolvidables.
Presiento que en mi enajenación
estallan imágenes que me agradan
el verde inmenso de su dulzura
y el azul eterno de su pureza.
Reboso de recuerdos bien cimentados
que han dado forma a mi morada mental
tengo noche plácida por delante
para darles orden y forma adecuada.
Dejaré que el fuego se lleve
lo que duela y haga daño, llantos y pesares
y que este firmamento que brilla
deje caer su esplendor en su descanso.
La luna se hace fuerte y no descansa
baila al son de mis cantares
sonríe cuando me lee entre líneas
intuyendo la propiedad de mis versos.
No quiere irse aún, la noche es suya
me guiña el ojo y enseña sus senos
al libre albedrío de la noche serena.
El fuego y el agua se funden
y mi alma sin remedio vuela
en busca de su alma y se entrega.
No puedo sentir que la he perdido
más no soy de mi verdadera propiedad
me debo al ser que me invade
a la magia y misterio que encierra
esa otra alma que no es mía
y que la mía se lleva.
Oh, noche de San Juan, noche eterna
deja que me funda en tu fuego
hacer cenizas mis ofrendas
nada tiene valor ni tiempo
salvo el instante a su vera.
Instante eterno, un beso,
bajo nuestra luna rochera.