PoetaMuerto

Poeta Muerto

Hace ya tanto tiempo que fui impactado por aquel encanto llamado arte. Vivía errante sin saber dónde dirigirme, un cayuco a la deriva en medio de la basta realidad. Divagando entre horas, movido por el viento y el tiempo a su antojo. Nada me importaba, todo me daba igual, en mi alma yacía un socavón provocado por años de apatía y desidia. Y seguía extendiéndose: cada vez más hondo, cada vez más vacío y fui creciendo junto con él, pasando mi adolescencia mirando al mundo superficialmente hasta convertirme en un adulto. Así estuve conviviendo con aquel vacío hasta que un día el azar quiso que me encontrará contigo. Llegaste sin avisar, sin pedir permiso, entrando como con la convicción de que este siempre había sido tu casa, tu lugar, llenándolo todo. Entonces desde lo más hondo de mí emano una voz que pude reconocer. A mi mente llego el recuerdo de la última vez que la escuche siendo un niño todavía, que miraba con absoluto asombro el cielo crepuscular y como sus colores se derramaban en las nubes. Era la voz de mi alma que me decía: “¡Quiero vivir!”. Desde entonces no la he ha vuelto a ignorar y siempre estoy con ella como dos grandes amigos dispuesto hacer de todo para sentirnos vivos. Somos parte de ese club, donde la regla principal es sacarle el meollo a esta vida. Disfrutar de cada segundo para que en el ocaso de la vida decir sin remordimiento alguno: he vivido, hemos vivido. Gracias por encontrarme, por abrirme los ojos, hacerme entender que de esta vida me conformo con tan poco mientras en su interior haya alma.