Quiero escribir el poema de mis amores
pasados,
esos amores que se van por la vereda
llevando sus maletas cargadas de
recuerdos y rabias, amores y odios,
espinas y golosinas.
Yo sé que los han tenido…
Los míos, mis amores,
no son muchos a decir verdad,
los puedo contar con los dedos de una mano,
pero no de la mías,
yo ya me las he lavado;
del meñique al dedo del corazón.
Las demás, larvas que pudiendo ser majestuosas
mariposas se quedaron en gusanos.
(Y que éstos últimos perdonen la comparación).
Ahora bien, para continuar con este poema
que habla de mariposas
pero que volará como pájaro por el cielo,
perdónenme, pero debo sentarme
y con paciencia tomar con cuidado
las roídas piezas de este rompecabezas
de recuerdos,
que por cierto, no se aún si este completo;
quizá en esas tardes de lluvia
detrás de la ventana,
o en esas noches de vino y música suave,
en que uno acostumbra
jugar con los recuerdos,
y quedas por un instante eterno
mirando a la nada,
mirando el pasado con los ojos tristes,
seguramente quedaron mis recuerdos
esparcidos por toda la casa;
deberé entonces buscarlos,
detrás de la puerta,
entre las cortinas o bajo el sofá,
allá, donde el insoportable celo del olvido
no ha pasado la vieja escoba
con que barre todo.
Una vez en mis manos todos mis recuerdos,
esperare en silencio, en un rincón…
Silencio..
Hasta que llegue una musa alegre
color de arco iris,
se pose en mi mano,
y me de una mano con ese poema.
Al final lo leeré en voz alta como
quien conjura un hechizo:
"vuela verso mío que he tejido tus alas para que
abandones el nido".
© DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS - JOSE L . ARANGO H.