Ni virtuosa, ni tu amante
siendo yo la ortiga que te hiere.
Ya no hay rosas
no existen los edenes
no hay más que espinas.
Tu pueril, yo inocente
yo complicada, tu perseverante
ambos ignorantes.
Sin saber quien soy
¿Angel o demonio?
¿Risa o llanto?
Sola y de pie,
tu te ilusionas.
¿Vamos a ningún lado?
Ahí donde me conociste
ahí tu me adoraste
y yo sin saber quien soy.