La noche se desvanece con su negro canto
en el blanco cendal de la alegre alborada
y tus ojos ya no beben el color del viento
que se derrite en perlas de oro y grana.
En los ardientes labios de la rosada aurora
se posan los suspiros de tu verde mirada,
mientras las aceradas lágrimas de tus ojos
se van diluyendo en los suaves besos del aura.
Entre las sombras de los álamos se esconden
los níveos rumores de la noche que se apaga
y un fragoroso silencio sus alas extiende
por la llanura sin fin de la luz del alba.
La noche se ha ido con suspiros de pena,
sus rumores ha ocultado en la laguna de plata,
el silencio besa tus labios con tul de seda,
mientras el néctar liban las abejas doradas.
En las alas del viento