Pajarillo

De Tu Palabra

 

Ahh... ¡cómo te extraño!
aun si el tiempo es breve
y la distancia es corta,
yo respiro este aire que cruje
como mis manos: secas y agrietadas,
siento en mi los sonidos
que dejaste en mi voz
en lugares, en momentos:
de entrelazados historiales,
de cánticos y versos
y sueños aplazados...  

Instantes almibarados,
llamaradas de amor
entre lapsos etéreos,
entre nubes de inocencia
y de nostalgia:
Formas escritas en el alma...

De ellas desprendo creencia,
tu misericordia, ríos de luz
en las alturas, en la noche,
en las distancias. No hay
como tu palabra:
del sacrificio que ilumina corazones
y abre senderos, despierta soles
y con ella renace el horizonte,
el presente: el mañana.

Tu palabra es un volcán de acero
que moldea y acaricia;
evanesciente como un pétalo,
con el ímpetu del estruendo
que vibra en la montaña,
un reinado singular
que triunfa con verdad única
con amor y con perdón,
de siempre: leal en su paciencia,
excelso en su presencia.

Ahh, ...sin ella falta todo
y con ella ¡no hay carencias!
Me libera cual verdad
y me atiende cual pastor,
con primor: me llena de agua clara, y yo...
¡Yo la busco y la llevo cada día!
Como rocío al alba,
con fe, con voces y armonías y silencios,
como nido de luz que un cielo abarca:
paraíso de bien que al mal aparta,
repleto de paz, amor, compasión:
salvación con Jesús
y La Palabra: Eternidad
donde todo es nuevo,
donde una promesa y el reino
de Dios por fin nos ilumina
y acompaña.

 

 

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