cesar maldonado diaz

Delirante desencanto

Nueve meses esperamos en torrentosas primaveras estacionales,

observaba dia y noche el paso de un vientre de llanto

y me perdia en lagunas mentales creyéndolo prosaico,

a veces preguntaba, dejando la esperanza inmarcesible

¡oh no quiero saber del pasado!

era un desencanto mental buscado, aislado, soterrado

una camisa de fuerza apretada entre el alma y el corazón.

Desde lejos los perros corrian por detrás de una campana,

eran testigos privilegiados de una luna gozosa de dolores, el paso del viento

comenzaba a balbucear y el silencio a susurrar.

perplejo al parpado del ojo, comenzaba a nacer una especie de rosa blanca,

con pétalos de sangre aguado, venia del fondo de un vientre florido, en un

alabe descolgado, era el delirante desencanto de nardo desatado.