Jordan Sanchez

Alarma

Un enjambre de aguijones,
ese mirar desencajado,
de muerte de algún tipo, de sueño eterno,
de miedo sencillo, dolor concreto,
sin armas aparentes, hondo de la voluntad.

Lo que se estremece: El alma.
Invadido de somníferos,
nervios nerviosos, brotantes bestias,
habla el silencio, la montaña,
lo que no es parte, lo que parte,
siendo el síntoma de la incertidumbre,
el mismo hombre que soy,
una cadena, del cuerpo, la emoción profunda,
aquella mudanza de anhelos al vacío,
motor encallado, moción atonal.

Antídoto de mundo,
¿quién habita esos ojos?
Grandes, como ellos,
grandiosos, que gruñen la noche,
que roban las horas, que beben
y escupen la angustia.

Mi palabra que lleva la nada.
Idea-taladro-concepto.
Dentro de una tristeza inefable,
levitando entre crucigramas,
siendo el centro del reloj.