Hoy desnudé mi alma frente a unos ojos depresivos,
ante una mente clara y precisa.
Al principio tenía miedo de decir lo que realmente soy.
Le tengo miedo a la humanidad y es absurdo siendo lo
que soy. Entre más nos rodeemos de personas, más rotos
podemos estar. Anhelo de corazón desnudar mi alma por
los callejones viejos donde antes todos eran felices y con
decepción se den cuenta que la juventud de la que hablaban
de esperanzas y sueños, ahora es la más asustadiza.
Pero también me alegra contar que los que somos más
solitarios y confiamos en letras que vuelan sin necesidad de
ser leídas somos los más felices, somos los que soñamos a lo
grande y somos los que más valoramos hasta la pequeña cosa
que mamá lleva a casa.