¡Noche!, me envuelves sin piedad,
¿Qué mostrarás a mi decaído atardecer?
¡Noche!, a los inocentes desnudos de vanidad,
¿Les arrebatarás las ascuas lascivas de su tez?
Las sombras que con tu poder evocas
Bajo tu farsa el amor provocas,
¡Oh noche!, abstráeme del presente cruel;
Lléname de efímera emoción al perecer.
Bello tono de ébano en el cielo que tomas,
La longeva crueldad palidece
E imperan las tinieblas el campo de rosas,
Profano rebosa el nepente…y tú infausto ser desciende.
¡Obscuridad!, sépalo del mundo acabado
Argucia que en tu presencia atormenta,
Este tortuoso padecer acerado,
Llorando a los besos de tu existencia muerta.