Qué me quedará después de tus besos,
qué me quedará de aquella pasión,
qué me quedará del franco fervor,
tan solo el amor que es lo único eterno;
Qué te entregaré si cede mi cuerpo,
qué te alumbrará si se apaga el sol,
dime vida mía, qué seré yo
cuando libre mi alma sea un silencio;
seré esa caricia que va a tu lado,
despierto vigia que te protege,
el escalofrío por mis abrazos
suaves y sutiles que se entretejen,
la dulce tibieza que hay en tus labios
y la fe que salva y te impulsa siempre...