Se desprende en racimos dorados
con fulgor de preciosa sonata
y parece trinar de jilgueros
el amor que nos viene del alma.
Con el suave ondular de palmeras
el columpia en el aire sus alas
y nos mece con suaves vaivenes
en estambres de blancas gencianas:
¡Se desprende en racimos dorados
el amor que nos viene del alma!
En sus notas melódicas lleva
de la aurora celestes campanas
que convierten en ritmo divino
del amante su dulce esperanza.
Lo seduce con fresca caricia
transformado en ingente cascada
que le ofrece las gotas de lluvia
que prodiga el rocío del alba:
¡En sus notas melódicas lleva
del amante su dulce esperanza!
Aprisionan sus blandas cadenas
con la gracia de hermosa atalaya
que despierta promesas de amores
con repiques de regia alborada.
Las espinas se vuelven dulzura
con aromas de rosas tempranas;
que nos llenan la vida de sueños
con estelas de mágicas flamas:
¡Aprisionan sus blandas cadenas
con repiques de regia alborada!
Nada puede igualar su celaje
con sus rayo de luces tan áulicas
que despliega ilusión portentosa
que ilumina de anhelos bordada.
Es Cantar de Cantares que tiene
la llovizna de música sacra
por lo cual inspirado les digo:
¡Nada puede igualar su celaje
que ilumina de anhelos bordada!
Autor: Aníbal Rodríguez.