tonisan

El vestido rojo

En un bar cualquiera
una noche de tantas
el vino a media luz
la copa carmesí
perfecto complemento
para tu vestido rojo
de escotes prejuiciosos

Y yo
mirando bajo el mentón
buscaba tu corazón
y no hallaba más que dunas
pobladas por las rosas.

Y yo sentado
aledaño a tu respiro
te miro
sonrío
y un frío
me envuelve de repente.
La gente
la gente que te observa
como a una clepsidra extraña
anacrónica
deseada
temida y deseada
como trampa para ratas

Te desnudo con los ojos
de vulgar imaginación
y un perdón inexorable
un indómito perdón
me sacude las entrañas

Y te beso
sin permiso
A veces
es mejor pedir perdón
que pedir permiso...