Me arropa el mismo firmamento
Y me sonríe la misma luna
vivo en el mismo momento
instante de lo que un beso dura.
Después morí en la despedida
vivir pudiera cien años más
entregué mi alma a su dueña
ese encuentro es mi única verdad.
El sol brilla para ambos
con el mismo flugir resplandeciente.
Cuál es la distancia al otro extremo?
Lejana acaso?
La vida nos puso en el mismo lugar un instante.
Me basta esa cercanía, más no necesito.
Es justo que sea así y que así sea.
Si por fuerza divina del azar
quisiere el destino ponerme de nuevo ante ti
basten una mirada y una sonrisa
para alimentar la esencia de mi ser.