He de sentarme siempre a contemplar el cielo contemplando la vida. Los oí decir que adelantada a mi edad, ya para ahora cualquier cosa me podría dar igual. Ni tan buena ni tan villana, referente a la belleza, demasiado humana, una desinteresada al abigarrado curso de amar en jaula, una lejana a los celos y las malas mañas. Nada me pertenece todo se desvanece. El mundo tendría que estar demasiado loco para interesarme, deambular en las horas dormidas escuchando a Chopin recitando a Goethe. Soy quizá esos silencios que desaparecieron al tanto callarme, los escritos que he hecho de tanto extrañarme.