Una tarde sin destellos,
una flor sin emoción,
lanza un grito desgarrado
lamentando su dolor,
ha perdido el hálito
que encendía su pasión,
se ha apagado cual cascada
en presencia de calor
y vencida sin aroma
resquebrajada en aflicción,
danza sola en la penumbra
al son de los abrojos
que le causó un gran amor.