UNA NOCHE EN SANTA MARTA.
Se te olvida aquella noche que, puesta en tu mirada, regaba sus estrellas para sólo impresionarte. Se te olvida que la luna nos tejía su silencio para ser beso en nosotros con sus rayos cristalinos.
Se te olvida el mar de entonces que a su a azul hacía brillar para darle a tu sonrisa su genial decoración. Se te olvidan tantas cosas de la playa en nuestra noche, y donde yo escondía un beso en alguna parte breve y frágil de tu cuerpo.
Se te olvida que la arena daba espacio para un verso y que luego se iba sola con el mar al horizonte. Se te olvida aquel camino que de besos fue sembrado y que simplemente ardía por tus pasos y mis pasos.
Se te olvida que yo era el poeta de tus sueños, aquel hombre que encendía tu sonrisa con regalos. Se te olvida que me diste tu suspiro incandescente, una noche en Santa Marta siendo viento sobre el fuego.
Se te olvida la palabra de tus pechos en mi pecho, la que uniera los minutos hasta hacer que fueran horas. Se te olvida que te amaba y como nadie supo amarte, pero yo jamás me olvido que una vez fuiste mi ángel.