MANIFIESTO
Mi mente siempre divaga
en encontrar la injusticia
para exponer su malicia.
Mi intelecto no se traga
esa bondad que nos paga
con mentiras disfrazadas
de locuras desahogadas.
Zafios exigen derechos
atestados de cohechos
y de mentes trastornadas.
RÉPLICA I
Las ideas pervertidas
de la “mente reprobada”,
no surgieron de la “nada”;
de las miradas torcidas,
las vilezas conocidas;
del rencor sin miramientos,
del pecado y sus tormentos;
de corazones frustrados
atestados de pecados,
volviendo absurdos acentos.
RÉPLICA II
La rosa negra se mofa
del pétalo carmesí;
el estiércol siendo así,
burlándose, filosofa
contra la preciosa estrofa.
La hembra critica a la dama,
el macho zahiere al que ama;
el “gay” vierte su machismo
parodiando el feminismo,
violentando al que reclama.
RÉPLICA III
Agredir la santidad
es blasfemia, no un derecho;
hacer sorna del maltrecho
que defiende la Verdad,
es traición y no bondad.
Varón y Varona son,
con un solo corazón;
pero el truhán y el pervertido
argumenta, sin sentido,
que dos varas son canción.
CONCLUSIÓN
El perfecto lilipendo
es quien niega a su Creador;
el esclavo del Error
sólo ve su vida ardiendo
y su lujuria virtiendo.
Con respeto sempiterno,
le demandan al Eterno:
“¡Tú no existes!” “¡Enmudece!”
Su ignominia la enaltece
y al Dios Santo no obedece,
arrastrándose al infierno.