Y necesito decirte:
Lo que callé por cobardía
cuando una obscura neblina
abrigó mi corazón;
desde aquel triste día
vivo en el vecindario del olvido.
Y necesito decirte:
Que mis caricias se fueron contigo,
la alegría de este cariño
anidó entre tus latidos
dejándome vacío
de ti, ¡Oh cómo duele si respiro!
Y necesito decirte:
Que mi alma de no amarte tiene grietas
donde se fugan los sueños,
no corre sangre en mis venas;
secos están los caudales
de mis labios, sin el río de tus besos.
En las noches miro al cielo
buscando la estela de tu sonrisa,
en esa primera estrella
que tímidamente brilla,
distante, enternecida.
Y una lágrima cae hacia el suelo.