Se yergue el olvido
sobre tus ojos negros...
y se llena mi recuerdo
de melancolía,
las rosas...
en sus hojas rojas,
sobre el delirio
extremo...
de su herida inútil,
no eres...
de pureza inconcebible,
ni yaces desasida...
entre las sombras rotas,
tu labio...
de esparto
endurecido,
apenas
desasido...
en su avarienta
boca.