Danny McGee

PUÑAL.

PUÑAL.

Y el olvido llegó como un puñal sediento... sediento por la sangre de un corazón loco y joven como el mío. Te fuiste... y a mi vida llegó el olvido.
Lo siento... y lo siento como quien murió perdido. Herido. Tal vez la noche entera hiere igual como el olvido.
Te perdiste como siempre y te fuiste como tantas: ya la noche no me duerme y las horas ya no pasan. Olvidaste con la gracia de una piedra en las arenas y dejaste de ser magia al salirte de un poema.
No miento: el olvido llegó como un puñal sediento... sediento por la sangre de un corazón loco y joven como el mío.
Te fuiste... y a mi vida llegó el olvido.
No miento: conmigo quedó tu beso, tu aliento, tu fantasía y aquella lágrima fría que me ha invitado a olvidarte.
Marchaste. La noche ve mi desastre y el mundo se desmorona: sabiendo que me olvidaste, la vida me cuelga y roba. 
Te llora… la noche toda te llora y tú ya no estás presente. Me miente… me miente como la aurora hallada en el firmamento. Te miento… te miento como el verano que estaba puesto en el día. Lo siento. Con este puñal sediento te hice esta poesía.