Llega gimiendo una mujer
a la blanca galería
en donde confluyen a la vez
la muerte y la hermosa vida,
un ángel vestido de blanco
la ingresa con apuro en un cuarto,
sigue gimiendo la mujer
... tiene dolores de parto.
Un médico de noble apellido
se apresta a atenderla en el acto,
es novel en éstas cuestiones,
... son las tres menos cuarto.
Pasan algunas horas,
el proceso no tiene adelanto,
no es bueno para el nuevo ser
que su parto demore tanto.
El médico, como la madre,
sufre con la lentitud del parto:
¡ nace ahora, nace ahora !
esperamos ansiosos tu llanto.
La mujer le cuestiona al galeno
el por qué duele tanto dar vida,
y éste le recuerda enseguida
que dolerá aún más la partida.
Y al fin, tras pujos y horas
un pequeño, a la vida, despierta;
y la madre que antes se quejaba
¡ transformó sus dolores en fiesta !
Y el médico, con elogios a cuestas,
humildemente se retira... y piensa:
que de todos los posibles dolores
el del parto... ¡ tiene recompensa !
xE.C.